NO HAY IMBÉCILES EN ESTA HISTORIA.
Bueno, los hay, pero no son de quien trata esta historia.
Esta historia es sobre mí, la hija del entrenador.
Cuando me mudé a Iowa para vivir con mi padre, el despiadado entrenador de lucha libre de la universidad, pensé que transferirme sería algo muy fácil, vivir con mi padre sería temporal, y se aseguraría de que sus imbéciles luchadores me dejarían sola.
Equivocada en ambas cuestiones.
LOS IMBÉCILES SALEN DE LA NADA CUANDO LAS APUESTAS SON ALTAS.
Se establece una apuesta y yo estoy sobre la mesa. Después de una noche humillante y demasiado alcohol, encuentro al último chico agradable del campus. Y cuando me ofrece alquilarme su habitación libre, voy por todas. Es tiempo para que el chico agradable termine primero.
Las conversaciones de medianoche y confesar mis problemas se convierte en toques ligeros. Los ligeros toques se convierten en más.
Y el último chico bueno tiene el potencial para hacer más daño que cualquier imbécil podría